domingo, 28 de febrero de 2010

HISTORIA UNIVERSAL DE LA INFAMIA


Después de “zambullirme” de nuevo, más a fondo, en algunos de los relatos, saboreo doblemente el juego del maestro, percibo nuevos matices, me dejo envolver por su poderoso lenguaje cuajado de quiebres, como las mismas historias.
En Historia universal de la infamia, Borges nos muestra toda su maestría literaria .
Sus protagonistas: Lazarus Morell, “emancipador” de esclavos; Tom Castro y su falsa identidad; la viuda Ching, comandante de cuarenta mil piratas; Monk Eastman, pistolero de Nueva York; el asesino Billy the Kid en Arizona; Kotsuké no Suké, perverso funcionario japonés, y Hakim de Merv, profeta enmascarado del Turquestán, nos muestran un original panorama de la iniquidad en diferentes escenarios y culturas.
Borges nos obsequia además con un cuento, Hombre de la esquina rosada, con el sabroso lenguaje del arrabal, “orillero”, envuelto en tango y milonga...
Publicado en 1935, es uno de los primeros libros de Borges. El autor lo define como integrado por “ejercicios de prosa narrativa”
El libro se completa con un Etcétera donde se reúnen varios textos sobre magia.
En nuestra reunión del jueves dia 25 de febrero, destacaron dos tipos de opiniónes, mientras a una parte les parecía que Borges en esta novela hace un ejercicio de estilo literario, y les resultaba demasiado racional, a la otra les habia encantado.
Esta reunión, como viene siendo habitual, resultó de lo más agradable, pues Carmen, que había cumplido años, dias atrás, llevó unas deliciosas pastas francesas, chocolates, cava y otras delicatesen que entre “discusiones literarias” y una pastita por allí y empanadilla por acá, regadas con excelente cava, y algún chiste que otro, pues... ¡que nos fuimos tan contentas a nuestra casa!.
¡Ah!, ha sido aprobada por unanimidad la propuesta de reunirnos también los segundos jueves de cada mes en la cafeteria de la KAKU, para así poder intercambiar opiniones sobre otros temas y de paso tomarnos algún cafelito que otro, ¿a que es buena idea?.
Un abrazo, queridas
Rosa Fernanda Sanchez

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