lunes, 10 de diciembre de 2012

Comunicado informaitvo

Este mes de Diciembre no habrá reunión de lectura.
¡Felices días a todas!
 Hasta el próximo año 2013, que lo paséis muy bien y disfrutéis hasta de las cosas más pequeñas.
                       Abrazos Natalia 

sábado, 8 de diciembre de 2012

Pendientes de leer 2012




"Tiempos de vida" Marcos Giralt Torrente (Junio)
"Las viudas de Eastwick" John Updike (Julio)
"Vivir es un asunto urgente" Mario Alonso Puig (Agosto)
"El perfume de nuestra tierra" Kenizé Mourand (Septiembre)
"Lolita" Nabokov (Octubre)
"El príncipe" Maquiavelo (Noviembre)
"La montaña mágica" Thomas Mann (Diciembre-Enero)

sábado, 20 de agosto de 2011

BLANCO NOCTURNO



BLANCO NOCTURNO - Ricardo Piglia


Esta tarde toca Club de Lectura Naturista. Hemos leído Blanco Nocturno, del escritor argentino Ricardo Piglia que es un buen escritor, pero a mí la novela…qué quieres que te diga. Que para llegar a la conclusión de que la vida no merece la pena, ya tiene una a la misma vida.

A mí me gusta que los libros se pasen. Quiero decir que esperas algo más de lo que la vida suele dar. O sea, más mala o más buena, pero para quedar ahí a media agua y ganando siempre el sinvergüenza ya tenemos a nuestros propios sinvergüenzas.

Blanco Nocturno oscurece más que clarifica. Empieza la novela con un protagonista claro, asesinadito, que a mitad de la susodicha va perdiendo protagonismo y al final ni nos importa y nos da igual quién lo haya matado. Este chico, mulatillo me lo represento yo, guapo y buen mozo, llega a un pueblo eminentemente ganadero y agrícola de la Pampa Argentina creíamos en un principio que atraído por los atractivos de unas gemelas pelirrojas. Pues no. Llega para llevar dinero que no ha sido declarado. Nada romántico. Pero al ser asesinado, además de las gemelas, aparece el comisario Croce y su ayudante, el fiscal, el perro, el jockey. el periodista de la capital, el padre de las gemelas, la madre (gran lectora), los hermanos y la madre de los hermanos.

¿Creíais que al transcurrir todo en un pueblo de la Pampa iba a ser una narración bucólica? Os habéis equivocado de medio a medio. En este pueblo, habitado mayormente por humanos, todo es exactamente así, humano.

¿Qué os creíais que el moquillo Croce iba a meter en la cárcel al culpable? Pues desde ya os digo que nato de nato ¿Qué pensabais que el injustamente encarcelado japonés iba a salir de la prisión al descubrirse que él no había matado al guapo apostador? Pues mira, ni te lo leas, ya te digo yo que aun está entre rejas depilándose las cejas.

Pero, pero, con tanta humanidad y tanto reflejo de la realidad, hay una cosa que no me gusta en la novela de Piglia, que los personajes me resultan tipos; el bueno puede estar como una cabra, pero cabra lucera; el malo, el fiscal, es feo , repulsivo; las guapas e instruidas gemelas sólo piensan en encamarse; el superingeniero del hermano es el típico sabio que sabe mucho de inventar aparatos, pero al pobre se las dan todas con queso y él es incapaz de defenderse. Pero no pasa nada porque para eso se ha construido una nave espacial sin ruedas que sólo le sirve de balcón con vistas ¿Qué se supone que era?

Y el padre. Habrá que leer más a Jung, porque Piglia, cuando ya ha enredado todo lo que ha podido, nos sale con el inconsciente colectivo y ahí sí que patinan mis neuronas (pocas, lo reconozco). Es como la frase del sabio indio que me deja peor que estaba.

Vale, está bien escrita, pero mira a mí no me ha llegado al alma. Pero más la primera mitad.


ROSA LLORENS

sábado, 16 de julio de 2011

"PARAISO INHABITADO" Ana Mª Matute



Fue Rosa la que me dijo que en la página del Club de Lectura (Clave literaria), no había ningún comentario, ni tan siquiera una reseña, sobre “Paraíso inhabitado”, de nuestra excepcional premio Cervantes, Ana María Matute. Y me propuso que lo hiciera yo. Y, hete aquí “manos a las palabras” para dejar constancia de que sí hemos leído el libro y de que a muchas nos ha gustado. Hace “la Matute” en esta obra, un viaje iniciático de la infancia (su triste y solitaria infancia) a la primera adolescencia, con su aceptación forzosa del mundo de los adultos (los Gigantes para ella, -¡qué expresión tan gráfica!-). Con esa verdad y esa emoción contenida que la caracteriza, el peligro de caer en el melodrama y en el maniqueísmo, se aleja, para contarnos, de una forma tranquila (o, al menos, así lo he leído yo, con tranquilidad) que la vida, para todos, tiene momentos sublimes de amor, amistad y belleza. Pero también momentos desoladores y terribles, sobre todo, cuando de ausencias y desafectos se trata. Nos cuenta, pues, la forma en que Adriana ve el mundo y las estrategias que utiliza para defenderse del mismo: de la falta de cariño de su madre, de la ausencia del padre, de la intransigencia de las monjas y de la incomprensión y ¿crueldad? de sus compañeras. También nos habla del cariño de las criadas, esas entrañables tata María e Isabel, con su olor a lejía, sus manos ásperas, sus sonrisas de dorados brillos y sus persistentes y recatadas muestras de cariño. De la complicidad de Teo, el “tutor” de su querido Gavi (igualmente solo, como ella) y de la actitud transgresora e independiente de su tía Eduarda. La predilección de la autora por estos personajes se muestra con absoluta claridad, haciendo que sus lectores también se identifiquen con ellos. Adriana crea su mundo de soledad y fantasía, imaginación y afecto a los menos privilegiados, para sobrevivir indemne, al mundo adulto. Y, aunque ella “odie” este mundo, acaba por integrarse en él pero siempre manteniendo, y reafirmándose en la rebeldía que también caracteriza a la autora a sus ochenta y tantos años. Entiendo que en este libro se narra la vida, con minúsculas, sin aspavientos, con sus grandezas y miserias cotidianas que lo hacen creíble y honesto, sin subterfugios y, quizá, sin excesivas aspiraciones, más que a la sinceridad con la que nos enfrenta a la vida de Adriana que pudo parecerse a la de la propia Ana María. Y hasta aquí mi comentario de un tirón y sin pararme mucho a pensarlo (si lo hago, seguramente, habría contado más cosas o quizá, otras) pero no hay que aburrir. Recuerdos a Rosa Fernanda que lee esta página para seguir compartiendo con nosotras los buenos momentos. Un abrazo. Julia. Julio, 2011

sábado, 21 de mayo de 2011

EL OLVIDO QUE SEREMOS. HECTOR ABAD.


El mes de marzo (2011) leímos en este nuestro club de lectura uno de los libros más conmovedores e impactantes que han caído en mis manos. "El olvido que seremos", es el verso de Borges que toma prestado Hector Abad Faciolince para dar título a este libro en el que nos cuenta cómo era su padre Hector Abad Gómez, médico colombiano comprometido políticamente con la igualdad social y los derechos humanos cuya defensa pagó con su vida, y padre excepcional que marcó con su apoyo y amor incondicional la vida del autor. A través de sus páginas descubrimos a una persona íntegra, de esas de las que estamos tan necesitados y que tanto escasean, llena de energía y capaz de actuar conforme a su conciencia y no a sus intereses. En definitiva, una buena persona al que aprendemos a querer y admirar en esta extraordinaria narración entre novela y biografía.También es la crónica de la vida política y social de los años 80 en Colombia, con sus luchas políticas, la corrupción, los paramilitares y la guerrilla asesinando a todo el que piensa diferente en su afán de hacerse con el poder a costa del pueblo al que siempre dicen defender.
Fue unánime nuestra opinión, a todas nos gustó, nos emocionó, nos hizo reflexionar, nos plantearmos la condición de ser padre y la condición de ser persona.
Es un libro que recomendaría sin dudar a cualquier persona, trata temas universales que a todos nos atañen. Una joya literaria que me ha encantado descubrir. MR.

viernes, 4 de marzo de 2011

V ANIVERSARIO DEL CLUB DE LECTURA " CLAVE LITERARIA" VILLENA,FEBRERO 2011

Leer es disfrutar,vivir ,soñar entender,dialogar,aprender,viajar.....
Leer es un misterio que compartimos, lo que nos brinda retazos de FELICIDAD

martes, 15 de febrero de 2011

"CONVERSACIÓN EN LA CATEDRAL" M. VARGAS LLOSA



Hay quien para mantener la atención se fija en un objeto determinado; los hay que cuentan respiraciones; también quien repite infinidad de veces la misma palabra y Vargas Llosa ha escrito Conversación en la Catedral para tenernos a todas las del club atentas hasta al último monosílabo de esta obra que me ha recordado El ruido y la furia de Faulkner, por eso de mejor haberla empezado por el final.
Se recomienda a quien quiera leerla que se haga un pequeño croquis de los personajes; de quién habla con quién y en qué época; no porque aparezcan tantos que nos vayamos a perder, sino porque Don Mario en los dos primeros libros juega con la lectora haciéndola partícipe de un puzle que primero la marea y después la divierte cuando ve que a pesar de todo entiende lo que está leyendo.
Vaya mundo el que se describe en esta novela. En eso coincidimos todas nosotras, como también coincidimos en que es una gran obra y que hay que quitarse el sombrero delante de un escritor que a sus treinta y poco años parió tamaña narración. A este joven han hecho bien en darle el Nobel. Sí, el universo que aparece en esas más de 600 páginas es marrón, gris y negro. Domina la grisura y la desesperanza porque en una sociedad poblada por tales personajes nada bueno puede imaginarse. Qué triste.
Nosotras nos preguntamos ¿A qué personaje salvaría Vd de la quema? ¿Al Sr. Zavala? ¿A su querida esposa? ¿A alguno de sus hijos, incluido Zavalita? ¿A D. Cayo? ¿A qué político, a qué policía, a qué chófer? Quizás los personajes más inocentes estén en el pueblo llano y ¿quizás sea ésta una visión romántica de la sociedad?
Maruja, Julia, Rosario, Marga, Carmen, Natalia, Paqui, Eladia y Rosa disfrutaron de la lectura de esta obra, de la reunión del 27 de enero y esperan hacerlo también leyendo Ilustrado, de Miguel Syjuco que es la obra de la que hablaremos el próximo 24 de febrero ¡Y luego a cenar a Pekados!
Que la vida os sonría y que encontréis escritores que os hagan apasionaros por el mundo de las letras. Rosa Ll
orens